Bueno antes de comenzar esta nota que corresponde a las primeras páginas del libro Historia de Oxford del antiguo Egipto, y como para concluir lo que respecta a los sistemas de medición cronológicos del antiguo Egipto que vimos en la nota anterior, entre cuyos métodos se encuentra la termoluminiscencia que nombramos en la nota qué llamámos «métodos de medición cronológicas en el Antiguo Egipto» (pueden ver este video en YouTube y la nota en esta pagina web).

Quiero comentarles como apéndice a esta nota que recientemente en el año 2020 y 2021 se ha realizado una excavación en Egipto en la cual han encontrado «la antigua ciudad de Lúxor».. parece ser que este descubrimiento esta comandado o quien esta involucrado es el Doctor Zahi Hawass ; es uno de los más célebres egiptólogos del mundo, y en los últimos años ha adquirido gran renombre fuera de los círculos arqueológicos  por sus frecuentes apariciones en documentales de televisión dedicados al antiguo Egipto.

El yacimiento data de la XVIII dinastía del faraón Amenhotep III, que reinó entre el 1386 y el 1353 Antes de Cristo, durante una era de riqueza, poder y lujo extraordinarios. En los años finales de Amenhotep III, se cree que habría reinado brevemente junto a su hijo, Akenatón.

Con todo, unos años después de la muerte de su padre, Akenatón, que gobernó entre el 1353 y el 1336, rompió con todo lo que había defendido el difunto faraón. Durante su reinado de 17 años, puso patas arriba la cultura egipcia, abandonando todo el panteón egipcio tradicional salvo una divinidad, el dios sol Atón. Incluso se cambió el nombre, de Amenhotep IV a Akenatón, que quiere decir «devoto de Atón».

El faraón hereje no se detuvo ahí. Akenatón trasladó su sede real de Tebas, a una ciudad completamente nueva llamada Aketatón (actual Amarna) ubicada al norte y supervisó una revolución artística que transformó brevemente el rígido y uniforme arte egipcio en obras animadas y detalladas. Pero tras su muerte, la mayoría de los restos del gobernante fueron destruidos. Empezando por su hijo, el niño rey Tutankamón, la capital de Akenatón, su arte, su religión e incluso su nombre fueron rechazados y borrados sistemáticamente de la historia. Solo el redescubrimiento de Amarna en el siglo XVIII revivió su legado de líder renegado, lo que ha fomentado la especulación arqueológica durante siglos

¿Por qué y cómo tuvo lugar la controvertida transformación del faraón y cómo era la vida cotidiana durante el gobierno del gran Amenhotep III?

La respuesta es que el hallazgo de la ciudad perdida podría darnos pistas.

Los arqueólogos esperaban que el espacio intermedio fuera el emplazamiento de la estructura mortuoria donde los súbditos de Tutankamón habrían colocado la comida y el ajuar fúnebre que le ofrecieron cuando falleció en torno al 1325 antes de Cristo. En su lugar, descubrieron algo muy diferente: paredes de barro zigzagueantes de hasta tres metros de alto y pilas de artefactos antiguos de la época de Amenhotep III

Las estructuras están llenas de objetos cotidianos, muchos de los cuales están relacionados con la producción artística e industrial que sustentaba la capital del faraón. Hay casas donde habrían vivido los obreros, una panadería y una cocina, objetos relacionados con la producción de vidrio y metal, edificios que parecen estar vinculados a la administración e incluso un cementerio lleno de tumbas excavadas en la piedra.

Aunque el tamaño de la ciudad aún no se ha determinado, su antigüedad es evidente gracias a los jeroglíficos inscritos en varios objetos. Una vasija que contenía nueve litros de carne hervida llevaba una inscripción del año 37, la época del supuesto reinado padre-hijo de Amenhotep III y Akenatón. Escarabajos, ladrillos, vasijas y otros objetos llevan el sello real de Amenhotep III.

Bueno comentaba un poco esto.. además de que es un extracto de una nota de Nat Geo.. quería comentarles acerca de este Egiptólogo tan renombrado actualmente y que ya cuenta con casi un millón de seguidores en Facebook.



Como ven esta excavación del 2020 y 2021 esta a muy poca distancia de la excavación francesa de 1935.

La cronología en el antiguo Egipto

Retomando un poco a lo que veníamos a esta nota, luego de pasarles «la última» noticia en Egiptología , recordamos algo de la nota anterior sobre Cronología. Recordamos que en el vocabulario del arte y los textos egipcios no suele realizar ninguna distinción entre lo real y lo ideal. De este modo tanto los acontecimientos de la historia como los mitos se consideran parte de un proceso de valoración mediante el cual el rey demuestra que está conservando la Maat, o Armonía, en nombre de los dioses. incluso cuando un momento parece no estar conmemorando sino un acontecimiento concreto de la historia, a menudo lo hace considerándolo como un acto que es a la vez mitológico, ritual y económico.

Durante el periodo faraónico los textos, y el arte continuaron manteniendo la tensión ya presente durante el predinástico y el dinástico temprano, entre documentar y conmemorar, que puede definirse como la diferencia existente entre, por un lado, las utilitarias etiquetas atadas al ajuar funerario y, por otro lado, los objetos votivos ceremoniales como la paleta y cabeza de maza, de los cuales ya hemos hablado en otra nota. Sabemos que el propósito de las primeras etiquetas funerarias era utilizar la historia como sistema para fechar cosas concretas y que el propósito de objetos de arte mobiliario como las paletas y las cabezas de maza, así como las estelas y relieves de los templos del Período Faraónico no era documentar acontecimientos históricos, sino sobre todo utilizarlos como medio para conmemorar actos universales realizados por soberanos o funcionarios reales concretos.

Como otros muchos pueblos de la antigüedad, los antiguos egipcios fechaban los acontecimientos políticos y religiosos importantes no según el número de años transcurrido desde un punto fijo en la historia, como es el caso del nacimiento de Cristo en el moderno calendario occidental, sino de los años pasados desde el ascenso al trono del rey actual, año de reinado.

Es importante recordar que para los egipcios, al expresar las fechas en el modo en que lo hacían, el reinado de un rey representaba un nuevo comienzo, no de forma filosófica, sino practica. Esto significaba que probablemente hubiera una tendencia psicológica a considerar cada nuevo reinado como un nuevo punto de origen, es decir, que esencialmente lo que cada rey hacía era recrear los mismos mitos universales de la realeza dentro de los acontecimientos de su propia época.

Imagen de Hours

Un aspecto importante de la realeza egipcia durante todo el período Faraónico fue la existencia de varios nombres diferentes para cada soberano. En el Reino Medio cada rey ya tenia cinco nombres, la llamada «Titulatura Quíntuple». cada uno de los cuales se refería a un aspecto concreto de la realeza: tres de ellos hacían hincapié en el papel del rey como dios, mientras que los otros dos enfatizaban la supuesta división de Egipto en dos tierras unificadas. El nombre de nacimiento o «nomen», como Ramsés o Mentuhotep, iba procedido por el título hijo de Ra, y era el único que se le daba al faraón nada mas al nacer. Por lo general suele ser el último en aparecer en las inscripciones que identifican al rey con la secuencia completa de sus nombres y títulos. Los otros cuatro nombres, Horus, Nebty «el de las dos señoras. Horus de oro y Nesu-Bit, el del Junco y la abeja. se le otorgaba en su momento de ascenso al trono y en ocasiones sus componentes pueden expresar parte de la ideología o intenciones políticas-religiosas del rey en cuestión. En cuanto a los soberanos de la dinastía 0 y comienzo del Dinástico Temprano, sólo conocemos «nombre de Horus», por lo general escritos dentro de un serekh, una especie de representación esquemática de la puerta de acceso al palacio, sobre el cual aparece posado un Horus Halcón. Fue uno de los reyes de la primera dinastía el primero en poseer un nombre de Nesu-Bit, pero no sería hasta el reinado de Esnefru, es decir 2613 a 2589 antes de Cristo, en la cuarta dinastía , cuando este nombre se rodeó por primera vez de la familiar forma del cartucho, un lazo que lo rodea y quizá signifique la extensión infinita de los dominios reales.

El título Nesu- Bit se ha traducido a menudo como «Rey del Alto y del Bajo Egipto». pero en realidad posee un sentido mucho mas complejo y significativo. Nesu parece hacer referencia al inalterable Rey divino, casi a la propia realeza, mientras que la palabra bit describe al actual y efímero poseedor de la realeza, es decir, al rey que ejerce el poder en un momento concreto del tiempo. Por lo tanto , cada rey era una combinación de lo divino y lo mortal, el Nesu y el Bit, del mismo modo que el rey vivo estaba relacionado con Horus y los reyes difuntos asociados con Osiris, el padre de Hours. La tradición del culto a los antepasados reales difuntos nació de la creencia de los egipcios en que los reyes eran encarnación de las llamadas listas reales, que no son sino listas de nombres de soberanos escritos en el muro de tumbas y templos, las mas importantes se encuentran en el templo de Seti 1 y Ramsés II en Abydos de la XIX dinastía. Pero también sobre papiros de los cuales sólo se conserva un ejemplo, el llamado Canon de Turín, o en remotos grafitos en las rocas del desierto. La continuidad y estabilidad de la realeza se preservaba realizando ofrendas a todos los reyes del pasado considerados como soberanos legítimos, como vemos que realiza Seti 1 en un templo de culto en Abydos. Se suele considerar que las listas reales formaron parte de las fuentes utilizadas por Manetón para compilar su historia.

Fragmento del Canon Real de Turín

El Canon de Turín, un papiro ramésida fechado en el siglo XIII Antes de Cristo. , es el listado real egipcio que mas información proporciona. Comienza en el segundo período intermedio , es decir, 1650 a 1550 antes de Cristo. y se remonta con razonable exactitud hasta el reinado de Menes, soberano de la I Dinastía, 3000 años antes de Cristo, e incluso más hallá, hasta alcanzar una prehistoria mítica durante la cual los dioses gobernaron Egipto. La duración del reinado de cada rey aparece recogida en años, meses y días. también proporciona cierta base para el sistema de dinastías de Manetón, pues a finales de la V Dinastía sitúa una censura.

Por lo general, los textos y objetos que forman la base de la historia egipcia transmite una información que es o bien general, mitológica o ritual, o bien particular, histórica, por lo cual el kid para realizar una reconstrucción histórica consiste en diferenciar tan claramente como sea posible entre ambos tipos de información, teniendo en cuenta la tendencia egipcia a difuminar los límites entre ambas.

El papel de la astronomía en la cronología egipcia tradicional:

En general, la tarea del historiador contemporáneo que estudia el Antiguo Egipto consiste en intentar combinar en un conjunto todos los fragmentos de información disponibles, que proceden de las biografías de particulares en las paredes de sus tumbas, las listas reales en los muros de los templos, las estratigrafías de las excavaciones arqueológicas y un amplio etcétera de otras fuentes de información. Durante la época faraónica, ptolemaica y romana, las cronologías absolutas tradicionales tienden a basarse en complejas redes de referencias textuales, donde se combinan elementos como nombres, fechas e información genealógica en un marco histórico general que es más fiable para unos períodos que para otros. Los llamados Períodos Intermedios han demostrado ser unas fases especialmente delicadas, en parte porque solía haber más de un soberano o dinastías reinando simultáneamente en diferentes regiones del país. Los registros conservados de observaciones del orto helíaco de las estrellas Sirio, el Can, sirven tanto de eje para la reconstrucción del calendario egipcio como de vínculo esencial de éste con la cronología en general.

La diosa Sopdet, conocida como Sothis en el Período Grecorromano, es decir 332 a 395 antes de Cristo., era la personificación de la «estrella del can» que los griegos llamaban Sirio. Suele ser representada como una mujer con una estrella sobre la cabeza, si bien su representación más antigua la muestra como una vaca sedente con una planta entre los cuernos. Como en el sistema de escritura faraónico se utiliza una planta como ideograma con el significado de «año», es posible que los egipcios ya hubieran establecido la relación entre la aparición de la estrella de Can y el comienzo del año solar incluso a comienzos del tercer milenio antes de Cristo., Sopbet, junto a su esposo Sáh, «Osiris» y su hijo Sopéd, formaba parte de una tríada que era un paralelo de la familia compuesta por Osiris, Isis y órus. Por lo tanto, aparece descrita en los «textos de las pirámides» como unida a Osiris para dar a luz a la estrella de la mañana.

Por lo que respecta al calendario egipcio, Sopdet era la más importante de las estrellas o constelaciones conocidas como decanos, y la aparición sothíca coincide con el comienzo del año solar una vez cada 1460 años.

Las corregencias

Una de las particularidades de la cronología egipcia, origen tanto de confusión como de debate, es el concepto de «corregencias». una expresión moderna con la que se hace referencia a períodos en los cuales había dos reyes gobernando de forma simultánea, consistentes por lo general en un solapamiento de varios años entre el final del reinado de un faraón y el comienzo del siguiente. Este sistema puede haber sido utilizado, desde al menos el Reino Medio, para asegurar que la trasmisión del poder tuviera lugar con los menores trastornos e inestabilidad posible. También habría permitido que el sucesor elegido consiguiera experiencia de gobierno antes del fallecimiento de su predecesor.

No obstante, da la impresión de que el sistema de datación de la corregencia varió de un período a otro. Así, los corregentes de la XII Dinastía pueden haber utilizado fechas de reinado individuales, de tal modo que se produjeron solapamientos entre los reinados de los dos soberanos, produciendo lo que se conoce como fechas dobles cuando ambos sistemas se utilizaron para fechar un mismo monumento.

Las épocas oscuras y otros problemas cronológicos

Ya hemos mencionado algunos de los problemas que encontramos en la cronología egipcia, como la posible confusión que puede producir la conexión entre la observación astronómica y las fechas concretas, la falta de certeza respecto a que corregencias ocurrieron realmente, y la asunción de que los egipcios del Período Faraónico y posteriores databan los acontecimientos respecto a un año civil errante artificial de 365 días, el cual raras veces marchaba sincronizado con el año solar real

Evidentemente no son estos los únicos problemas históricos egipcios, que van de la falta de fiabilidad de las fuentes, como por ejemplo la historia de Manetón, pues no conocemos ni sus fuentes ni poseemos el texto original, a la constante falta de certeza respecto a la duración de los reinados de los soberanos, por ejemplo el Canon de Turín dice que Senusret II y Senusret III reinaron diecinueve y treinta y nueve años respectivamente, mientras que las fechas de reinado más altas encontradas en los documentos contemporáneos son, respectivamente de sólo seis y diecinueve años.

Al igual que sucede en otras culturas, existen períodos de la historia de Egipto mejor o peor documentados que otros. Esta irregularidad en la documentación arqueológica y textual de las diferentes épocas es la principal causante de que se considere que existen Períodos intermedios durante los cuales la estabilidad política y social del Período Faraónico parece haber estado temporalmente dañada. Así, se piensa que los periodos de continuidad políticos y culturales conocidos como los Reinos Antiguos, Medio y Nuevo vinieron seguidos cada uno de «épocas oscuras», durante las cuales el país se disgregó y debilitó como resultado de diferentes conflictos, ya fuera guerra civiles o la invasión de pueblos extranjeros. Esta imagen fue a la vez negada y reforzada por Manetón. En primer lugar Manetón presentó un equívoco aire de continuidad en la sucesión de reyes y dinastías al asumir que solo un rey podía ocupar el trono de Egipto en un momento dado. En segundo lugar, sus descripciones de algunas de las dinastías correspondientes a los períodos intermedios sugieren que la realeza cambiaba de manos con una alarmante rapidez.

En un nivel más cultural que cronológico, el significado de las divisiones históricas básicas, es decir, la diferencia entre los períodos Predinásticos, Faraónicos, Ptolemaico y Romano, también ha comenzado a discutirse.

El cambio histórico y la cultura material



Hacia fines del siglo XX se incrementó ostensiblemente el estudio de la cerámica egipcia, tanto en la cantidad de fragmentos de cerámica analizados, procedente de la amplia variedad de yacimientos de distintos tipos, como en términos de la panoplia de técnicas científicas utilizadas para extraer información de los fragmentos. Como era de esperar, semejante mejora en nuestra comprensión de este prolífero aspecto de la cultura material tuvo un gran impacto en el marco cronológico. La excavación de parte de la ciudad de Menfis, en la década de 1980, es un buen ejemplo del modo en que sistemas más sofisticados de abordar el estudio de la cerámica han permitido comprender mejor el proceso general del cambio cultural.

Los recipientes cerámicos pueden ordenarse atendiendo a su fecha relativa recurriendo a técnicas tradicionales, como la seriación del material de un cementerio y el análisis de grandes cantidades de material estratificado en yacimientos domésticos o religiosos: pero también se les puede atribuir una fecha absoluta bastante precisa, ya sea mediante el sistema tradicional de su asociación con material inscrito o artístico, sobre todo en tumbas, o mediante el uso de técnicas científicas como la datación por termoluminiscencia. Algunos especialistas han comenzado a estudiar el modo en que se modificaron con el paso del tiempo la forma y la pasta de las cerámicas. Así, por ejemplo, la forma de los moldes de pan sufrió un cambio dramático a finales del Reino Antiguo, pero todavía no es claro si la fuente de este cambio se encuentra en la esfera social, económica o técnica de la vida o si se trató sencillamente de un cambio de moda. Este tipo de estudios demuestra que los procesos de cambio en la cultura material tienen lugar como resultado de una amplia variedad de razones, de las cuales sólo algunas están relacionadas con los cambios políticos, que son los que tienden a dominar la visión, tradicional de la historia egipcia. Esto tampoco significa negar las muchas conexiones existentes entre los cambios políticos y los culturales, como puede ser la relación existente entre la producción centralizada de cerámica durante el Reino Antiguo y el resurgir de los tipos locales de cerámica durante el más fragmentado políticamente Primer Período Intermedio, seguido por la renovada homogeneización de la cerámica durante la más unificada XII Dinastía.

Al estudiar ciertas fases de la historia egipcia, como la aparición del estado unificado a comienzos del período Faraónico o el declive y desaparición del Reino Antiguo, para poder explicar repentinos cambios políticos importantes, los especialistas han examinado en ocasiones numerosos factores medioambientales y culturales. Sin embargo, uno de los problemas que presenta esta atención selectiva a las tendencias históricas no políticas, es el hecho de que como seguimos sabiendo muy poco sobre los cambios medioambientales y culturales producidos durante los períodos de estabilidad y prosperidad, como los Reinos Antiguo y Medio, es mucho más difícil interpretar estos factores cuando se trata de una época de crisis política. Los cada vez más abundantes estudios sobre recipientes de cerámica y otros objetos comunes, además de factores medioambientales como el clima y la agricultura, están comenzando a sentar bases para unas versiones mas generales de la historia egipcia, en las cuales la narración política se considera dentro del contexto de los procesos de cambio cultural a largo plazo.

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